GEORG TRAKL
Centenario de su nacimiento
 
 


Dr. EDUARDO LUIS MAHIEU
Domingo Zipoli 1892
Córdoba 5009
Argentina


 
 
ESTRUCTURA PSICOTICA. PERVERSION Y PSICOSIS
NARCISISMO – BISEXUALIDAD – DESDOBLAMIENTO

Amor, esto quiere decir, de una manera general, la conciencia de mi unidad con otro, si bien yo no estoy aislado para mí, sólo adquiero mi conciencia de sí renunciando a mi ser para sí y conociéndome como unidad con el otro y del otro conmigo... El primer momento en el amor es que yo no quiera ser para mí una persona que se basta a sí misma, y que si lo fuera me sentiría defectuosa e incompleta. El segundo momento consiste en que yo conquisto mi ser en otra persona, en la que gano el valor que ella, por su parte, gana en mí. De esta forma, el amor es la más enorme de aquellas contradicciones que el entendimiento es impotente para resolver... es, a la vez, la producción y la solución de esta contradicción, y, en tanto que solución, es la unión moral de los seres

HEGEL: Filosofía del derecho
 

NARCISOS...

El 3 de febrero de 1987 se cumplió el centenario del nacimiento del desdichado poeta austríaco GEORG TRAKL (1887-1914). El anhelo de comprender las claves de su breve y torturada existencia, de su trágico destino, destino y existencia cifrados por el patético amor que profesó a su hermana GRETE, nos ha inspirado estas reflexiones sobre la estructura psicótica y el narcisismo y su determinante presencia en el decurso  de su devenir humano. Trataremos de ver cómo el fantasma del narcisismo incestuoso y del desdoblamiento y reunificación del andrógino primitivo, implícitos en la estructura psicótica, al descompensarse, o desestructurarse (con lenguaje órgano dinámico) ésta, se actualizan, ya sea en la realidad fáctica de la perversión de la personalidad psicopática del estado límite bordeline, ya sea en su reverso, en su negativo, de la realización imaginaria y metafórica de la alucinación y el delirio en la psicosis esquizofrénica. Y esto a través de dos ejemplos paradigmáticos, el de GEORG TRAKL y el de su pendant, el caso José Mendle descrito por Jaspers.

Como siempre debemos remontarnos al mito, al maravilloso mito del maravilloso pueblo helénico, para aprehender la explicación primera, y verdadera, del misterio del ser, expresada en el poético lenguaje que es el suyo – Pierre Grimal registra tres versiones principales del mito griego de Narciso (reseñadas también por Otto Rank en su libro sobre el doble). La primera, y la más conocida, es la que el poeta latino Ovidio narra en sus METAMORFOSIS: Narciso es hijo de dios del río Cefoso y de la ninfa Liríope quienes, deseosos de conocer el futuro de su vástago, consultaron al respecto al anciano adivino ciego Tiresias (el mismo a quien los dioses castigaron, transformándolo en mujer por el lapso de 7 años, el mismo también que, en la tragedia de Sófocles, revela a Edipo su verdadera identidad y el cumplimiento del terrible oráculo que lo condenaba al parricidio y al incesto). Tiresias profetizó que el niño “viviría hasta viejo si no se contemplaba a sí mismo”, “si él no llega a conocerse” en su palabra cargada del profundo sentido de la sentencia délfica “conócete a ti mismo”. Llegado a la edad viril Narciso fue objeto del deseo de doncellas y ninfas pero se mantuvo siempre insensible a su llamado. Una de sus desdichadas enamoradas fue la ninfa ECO, la que, en su dolor, se retiró a los bosques donde su cuerpo se consumió de pasión, quedando tan solo su voz, voz que tan sólo podía repetir, como un eco las palabras que oía, su voz que era la voz del otro, la voz del deseo del otro (de eso otro que mora en mí y que expresa mi deseo; la voz de mi deseo expresado por ese otro que soy yo mismo). Vagando Narciso por ese bosque, persiguiendo la voz de ECO, su propria voz, llega a las orillas de un manantial, y, al inclinarse para beber, contempla el reflejo de su propria imagen y en el acto queda prendado de la misma, se enamora, por primera vez y para siempre, de sí mismo. Absorto, ensimismado en su pasión imposible, apartado y ausente del mundo, ajeno e indiferente a la realidad que lo rodea, deseándose a sí mismo, deseando poseer y ser poseído por su imagen en el espejo de las aguas, se deja morir, y en el Hades, a orillas del Estige, río de los infiernos, aún hoy se sigue contemplando. Y cuenta la leyenda que en el lugar de su muerte brotó la hermosa flor a la que damos su nombre.

La segunda versión del mito, originaria de Beocia, cuenta que el joven y muy hermoso Narciso “despreciaba los placeres del amor”. Pero esta vez es un joven, un varón, el que se enamora de él y a quien rechaza constantemente. Ante la insistencia de su suspirante termina enviándole, como significativo regalo, una espada, y Aminias, que así se llamaba el apasionado efebo, se suicida, obediente, a la puerta de la casa de Narciso, pero pidiendo la maldición de los dioses para su cruel amado. Maldición que se cumple cuando Narciso, al ver reflejada su imagen en una fuente, se inflama, por primera vez, de pasión y de deseo, pero, desesperado ante la imposibilidad de consumar su amor, también se suicida. En el lugar en que había muerto, y donde la hierba había quedado impregnada con su sangre, brotó el narciso. En este caso el imposible amor culmina en el suicidio en plena juventud.

La tercera versión es la relatada por Pausanias. Consigna que “Narciso tenía una hermana gemela a la que se parecía en extremo: ambos eran bellísimos. La muchacha murió y Narciso, que la quería entrañablemente, experimentó gran dolor. Un día, al verse en una fuente creyó por un instante, contemplar a su hermana y ello mitigó su pena. Aunque sabía claramente que no era su hermana a quien veía, se acostumbró a mirarse en la fuente, para consolarse de su pérdida”.

Estas distintas versiones del mito, que expresan distintos aspectos de una problemática común de la existencia del ser, nos plantean una serie de interrogantes: A quién ama, a quién desea Narciso?. A sí mismo?. A su doble de mismo sexo, con un amor homosexual?. A su otra mitad heterosexual de sí mismo, a esa otra mitad del ser bisexual, hermafrodita, que fuimos una vez, en la filogenia, en la embriogenia, en nuestra remota primera infancia, amor que debe cumplirse en sí mismo para reencontrar la unidad originaria del andrógino primitivo?. O a los tres, en el enigma de la escisión del yo, de la ambivalencia, de la disociación, que caracterizan a la estructura esquizofrénica, la estructura psicótica por excelencia?. Estructura que, si el fantasma se hace realidad fáctica, organiza una existencia fronteriza y perversa, o si es reprimido y retorna en la alucinación y el delirio aprisiona el ser en el autismo esquizofrénico. Como si éste fuera el negativo, el reverso de aquélla. Como si la perversión fuera la última defensa, la última protección, contra la catástrofe de la psicosis.

GEORG, GRETE Y LOS OTROS

La existencia atormentada y trágica de Georg Trakl nos proporciona un ejemplo arquetípico de lo primero: estructura psicótica que se descompensa, se desestructura en psicopatía, estado límite – bordeline, perversión – Narciso: homosexualidad, incesto fraternal, suicidio, tres caracteres esenciales del mito que se dan, en cierta forma, en la esencia del nombre Georg Trakl. El caso José Mendel, por su parte estudiado fenomenológicamente por Karl Jaspers en su trabajo “Relaciones entre destino y psicosis en la demencia precoz” representa un ejemplo paradigmático de lo segundo: alucinación, delirio, psicosis, esquizofrenia. Sobre ambos planea el fantasma, la sombra de ambigua belleza de Narciso y su trágico y doloroso destino.

Toda la vida y la obra de Georg Trakl merecen un profundo estudio que escapa a los fines y límites del presente trabajo, por lo que nos limitaremos a los datos indispensables para la comprensión del tema que nos ocupa.

Delicado e íntimo, este poeta austríaco, de vida fugaz (1887-1919, tan solo 27 años!) y obra breve (unos pocos libritos de poemas, dos dramas, fragmentos y cartas), ambas, sin embargo, vida y obra de una intensidad y riqueza excepcionales, ambas de arrebatadora belleza, de un hermético y simbólico lirismo, de él dicen los manuales que “su poesía recoge originariamente los acentos del simbolismo francés, a los que contrapone  elementos cristianos en sus poemas explosivos de una intimidad atormentada. Incluido por la crítica en el expresionismo  al que superan artísticamente sus poemas por la profundidad y el acabado sentido plástico, su obra incluye “Poesía” (1913), y, publicadas póstumamente, “Sebastian en Sueño”(1915), “Poemas”(1919), y “El otoño del solitario” (1920) casi toda ella traducida a nuestro idioma.

Vio la luz en Salzburgo, el 3 de febrero de 1887, siendo el cuarto de seis hijos de un típico matrimonio burgués (ferretero el padre, de gustos artísticos la madre, refinada y sensible), dos años mayor que la quinta hija, Margarete, Grete, Gretl, a quien la uniría el más profundo y doloroso afecto que embargó su alma.

En la casa natal, había, ante todo, un jardín con un bosquecillo de avellanos donde “vivirá intensamente los juegos de la inocencia y algunos otros”, jardín que constituirá un recuerdo permanente y obsesivo en su poesía. Niño sensible y soñador enamorado de la soledad de bosques y montañas, alumno mediocre y retraído, abandonó sus estudios  después de seis años de liceo cuando le faltaban dos años para terminar su bachillerato. Después de un tiempo de inactividad, de perplejidades, dudas y desorientación en cuanto a la dirección de su carrera, de su proyecto y su destino digamos con lenguaje existencial, recaló en los estudios de farmacia, quizás los más ajenos a su naturaleza, esencialmente romántica y poética. Anotamos de sus biógrafos que “el comienzo de la pubertad coincidió en Trakl con una total y súbita transformación de su carácter, pasando de la alegría más abierta a un increíble desprecio de la existencia”, agregando que “se complacía en ideas de suicidio” (¿esquizoidía, ciclotimia?). En sus años de aprendizaje profesional, primero como ayudante de un farmacéutico en Salzburgo (en la farmacia del Angel), más tarde en Viena, donde obtiene el título de Magister Pharmaciae, en 1910, a los 23 años, nacen sus primeras poesías, pero también su dependencia de los “tóxicos extácticos”, las drogas maravillosas, ya se llamen alcohol, cloroformo, opio, haschich, veronal (que estuvo a punto de costarle la vida en una intoxicación aguda en 1913), o cocaína (a la que sucumbirá finalmente en 1914), en una ominosa conjunción, droga, alcohol y poesía, que parece signar el destino y la existencia de los “poetas malditos” nacidos con Poe y Baudelaire, con los simbolistas Rimbaud y Verlaine, y a la que también rindió tributo. En 1911 cumple su año de servicio militar como afectado a la farmacia del hospital militar de Innsbruck, donde “servir a los clientes se le vuelve una tortura que se agranda día a día: tiene miedo de esas presencias humanas, y sufre físicamente por ello hasta el punto de estar bañado en un sudor de angustia cuando hay demasiada gente en la oficina”. 1912 y 1913 pasarán sin ocupación ni vivienda fija, entre viajes a Viena, Innsbruck y Salzburgo, y escapadas a los solitarios refugios alpinos, entre “borracheras nietzcheanas” de alcohol y de drogas, visitas a prostíbulos (aunque según su biógrafo, tan solo como espectador), pero también  de afiebrado trabajo poético y nacimiento de estrechas y nobles amistades, entre ellas la del entrañable Ludwig von Ficker. Y también en 1912 su amada, dolorosamente amada hermana Grete contrae matrimonio y se va a vivir a Berlín. Y en 1913 anota su biógrafo: depresiones e intento de suicidio por veronal. Y llegamos a 1914, el año trágico de su existencia en el mundo: en febrero su hermana agoniza en Berlín a consecuencias de un aborto: Georg corre a su lado, pero el 28 de julio Austria declara la guerra a Servia y el 6 de agosto a Rusia. Georg es movilizado en los servicios sanitarios del ejército austro-húngaro con el grado de teniente y enviado al frente ruso, participando un mes más tarde, en septiembre, en la sangrienta batalla de Grodek, en la Galitzia ucraniana, en la que los austríacos sufren una terrible derrota. Grodek será el título de su último, bellísimo poema, en cuyas líneas evocará, por última vez, “la sombra de la hermana”, como en tantos otros otros bellísimos poemas, y a la que ya no volverá a ver. Las escenas de horror vividas en el campo de batalla y en la enfermería, en la que deseó cumplir funciones de médico, presenciando el suicidio de soldados gravemente heridos, mas la depresión que arrastraba desde siempre, pero agravada en 1913, quebrantaron definitivamente su ánimo,e intenta matarse con un revólver. Trasladado en observación a la sección psiquiátrica del hospital militar de Cracovia el 30 de septiembre de 1914 le toca compartir su celda con un oficial víctima de un delirio alcohólico y allí transcurrirá el último mes de su vida, en un estado de depresión cada vez más profundo, obsesionado y aterrorizado por la idea de ser fusilado por su tentativa de suicidio, casi equivalente a una deserción o a una cobardía en tiempo de guerra, y con la desgarradora certeza de su cercana, inevitable muerte, testimoniada en sus pocas cartas de esos días, la redacción de su testamento (en la que lega todos sus bienes a su hermana Grete) y el relato de su amigo von Ficher quien viajó hasta Cracovia para ayudarlo. Y por fin, el desenlace y la liberación final, el 3 de noviembre de 1914, como consecuencia de un nuevo intento de suicidio, esta vez fatal, por sobredosis de cocaína. Pocos días después, el Dr. Michl, médico mayor del hospital militar de Cracovia escribe al medio hermano de Georg, Wilhem, contestando a su demanda de informaciones: “En respuesta a vuestra atenta del 11 de noviembre de 1914, le informo que su hermano, el médico enfermero Georg Trakl estaba en observación en nuestro hospital en razón de su estado mental (Dement.praec.) se ha entregado en la noche del 2 de noviembre a una tentativa de suicidio por envenenamiento con cocaína (medicamento que verosímilmente ha traído de la farmacia de campaña donde trabaja precedentemente y tan bien  disimulado que no se había encontrado nada sobre él a pesar de todos los cuidados médicos). Ha muerto el 3 de noviembre a las 9 de la noche y ha sido inhumano en el cementerio local de Rakovicz. Cracovia, 15 de noviembre de 1914. Dr. Michel St”. Tan sólo hacía 3 meses que había  comenzado la guerra, y ese último mes de su vida, por las circunstancias que lo caracterizaron, y que hemos relatado, de horror, de presión, desesperación, miedo, culpa y muerte, de lacerante soledad y falta de amor, fueron el calvario final de su vida, toda ella pasión, pathos, sufrimiento. Y sin embargo, en medio de todo ese horror redactó sus dos últimos, bellísimos poemas “Lamentación” y Grodek” y en ambos la presencia de la “sombra de la hermana” es como una despedida de la que fue la razón de su existencia.

AL BORDE...

No podemos, dentro de los límites y objetivos de este trabajo, profundizar y extendernos en un análisis existencial del transcurrir humano de Georg Trakl, empresa fascinante, compleja y harto difícil, que quedará para un estudio especial, de más largo aliento, pero tampoco podemos soslayar el examen, por somero sea, de algunos aspectos que tocan más de cerca a nuestra reflexión específicamente psiquiátrica. En primer lugar el del diagnóstico “no compartiríamos ahora el único diagnóstico que conocemos se le haya hecho por contacto  directo” el de demencia precoz, vale decir esquizofrenia, quizás por un médico no psiquiatra y en circunstancias muy particulares. De lo que sabemos, Trakl no presentó síntomas positivos (alucinaciones, delirios, conducta groseramente desorganizada o lenguaje psicótico) ni negativo (autismo, déficit progresivo en lo intelectual, afectivo, volitivo o relacional), y menos aún deterioro final, “demencia esquizofrénica”. Muy por el contrario, hasta sus últimos momentos testimonió su riquísima sensibilidad, su aguda percepción de la realidad y la problemática de su existencia y, sobre todo, su discurso, su lenguaje, de arrebatadora belleza, de altísimo vuelo poético, de una profundidad conceptual que hermanan poesía y filosofía como en los orígenes del milagro griego, en que ambos eran una sola cosa. De lo que sabemos de Trakl, en cambio (su alcoholismo, su politoxicomanía, su depresión existencial, sus intentos de suicidio, su inestabilidad afectiva, su indefinición de metas y objetivos, su falta de proyecto definitivo, su perversión en la elección de objeto. Su presumible inmadurez de identidad de género sexual) nos inclinan a suponer que padeció, en un intento de diagnóstico clínico fenomenológico, de un estado límite bordeline (El BL en la conceptualización de Bourgeois), de una personalidad bordeline (en el sentido de del DSM III, a la mayoría de cuyos Items de ajuste y a cuya descripción remitimos), a una personalidad psicopática emparentada estructuralmente en la esquizofrenia pero no descompensada psicóticamente (esquizofrenia latente de Bleuler, esquizoneurosis de Ey), en resumen: una ESTRUCTURA esquizofrénica, pero, repetimos, no descompensada psicóticamente. Pero, además, un narcisismo patológico, tal como los estudiados por Kernberg o Kolmt, un narcisismo incestuoso fraternal, un narcisismo mítico, por referencia a la versión de Pausanias del mito de Narciso como veremos a continuación. 

El amor que Georg Trakl profesó a su hermana Grete, ambos muy semejantes físicamente (y ambos también muy hermosos), a tal extremo que uno de sus biógrafos no vacila en describir a la muchacha como “el doble” de su hermano, fue un amor perverso (ya que, al decir de Scherrer el incesto es una perversión de la elección de objeto, en el sentido de que el mismo no es admitido socialmente), un amor perverso por narcisismo incestuoso y de tinte homosexual, ya que, como lo dice explícitamente en algunos de sus poemas, la imagen de su hermana se le aparecía a veces como la de un efebo. Se amaba a sí mismo en la imagen efébica de su hermana?. Son múltiples las alusiones a esa desgraciada pasión, a veces apenas veladas, en la poesía de Trakl, en la que la figura, la imagen, real o transfigurada, de Grete, se repite constantemente. Se inició ese amor en la infancia, en el bosquecillo de avellanos del jardín de su casa natal, bajo el cielo estrellado del otoño y fue quizás sorprendido por sus padres?. Se consumía realmente, en la realidad fáctica de la carne ese sombrío amor de perdición?. En verdad no importa, lo que sí importa es que ese amor fue el fantasma central de su existencia, alrededor del cual giró toda su vida y su poesía y signó su trágico destino. Uno de sus poemas lleva por título “Incesto” y en muchos otros se transparentan las claves que dan sólido fundamento a esa hipótesis.

   Por ejemplo, en “Salmo”:

La extranjera reaparece, la hermana, en los malos sueños de alguien
Extendida bajo los avellanos la ha tomado para jugar, sus estrellas
El estudiante, sosías quizás, la espía largamente por la ventana
Detrás de él se mantiene su hermano muerto, o bien desciende
La vieja escalera de caracol
A la sombra de los oscuros castaños palidece la silueta del joven novicio.
El jardín está en la noche...

O en “Quietud y silencio”:

   Aún otra noche que yace con la frente entre las piedras
   a la luz de la luna
   Efebo radiante
   Aparece la Hermana en el otoño y la negra podredumbre...

Y en “Pasión”:
   El lamento viene de los cañaverales del otoño
   del estanque azul
   y se va bajo el bosque, en el verde
   a perderse con la sombra de la Hermana
   Sombrío amor
   De una raza salvaje
   Que huye de la luz bajo sus ruedas de oro murmurante
   Noche durmiente
   Bajo la negrura de los pinos
   Dos lobos petrificados en el abrazo
   Han mezclado su sangre fue de oro
   Esa nube deshecha por encima de la senda
   Paciente secreto de la infancia...

En “De sueño y tinieblas abrazado”:

Una noche, el padre no fue más que un viejo en la oscuridad de los cuartos; el rostro de la madre se volvió de piedra y sobre el muchacho comenzó a pesar la maldición de esta raza degenerada. A veces recordaba su infancia, colmada por las enfermedades, el terror y la tiniebla, los juegos secretos del jardín a la luz de las estrellas, o bien de haber dado de comer a las ratas en la penumbra del patio. De un espejo azul salía la delgada silueta de su hermana y el caía como muerto en el corazón de la negrura... El odio quemaba su corazón, la voluptuosidad, cuando violentó, en el jardín verdeante del verano, a la criatura que se callaba y reconoció en ese rostro radiante las tinieblas del suyo... demonio flameante, su hermana... una nube púrpura nubló su cabeza, entonces, en silencio, se derrumbó sobre su sangre y su rostro, espectro lunar; piedra, se hundió en el vacío mientras que en el espejo roto aparecía su hermana como efebo agonizante; raza maldita que se tragó la noche...

   En “Revelación y Perdición”:

Pero cuando descendía la senda rocosa me tomó la locura y proferí altos gritos en la noche, y cuando con mis dedos plata me incliné sobre las aguas silenciosas, vi que mi rostro me había abandonado. Y la voz blanca me dijo “Mátate!”. En un suspiro se elevó en mí la sombra de una criatura, y ella, radiante, me miraba: entonces me derrumbé en llanto bajo los árboles, la terrible bóveda de las estrellas...

   Y también en “Metamorfosis del mal” que no transcribiremos para no extendernos demasiado. Y asimismo en “Lamento” escrito en el hospital de Cracovia. Y por último en Grodek, su último poema, su despedida de la vida y de su amada hermana Grete, concebido pocos días antes de su voluntaria muerte, también en la sección psiquiátrica del hospital militar de Cracovia cuya conmovedora belleza nos obliga a citarlo por entero”

   Al anochecer retumban en los bosques otoñales
   Las armas mortíferas, en las llanuras doradas
   y en los lagos azules sobre los que rueda
   lúgubremente el sol. La noche abraza
   a los guerreros moribundos, el salvaje lamento
   de sus bocas destrozadas
   Pero silenciosamente se acumula en el fondo de los prados
   una nube roja en la que mora un Dios colérico
   la sangre derramada y un frío lunar
   todos los caminos llevan a la negra podredumbre
   Bajo el ramaje de oro de la noche y las estrellas
   se tambalea la sombra de la hermana
   por la floresta silenciosa 
   para saludar a los espíritus de los héroes, a las
   cabezas sangrantes
   y quedamente suenan en los juncos las oscuras
   flautas del otoño
   Oh, un altivo duelo! Altares de bronce
   la ardiente llama del espíritu alimenta hoy
   un dolor inmenso,
   los nietos no nacidos.

Agreguemos tan sólo que Grete, excelente pianista, de quien ya dijimos que, casada y radicada en Berlín, estuvo a punto de morir en febrero de 1914 como consecuencia de un aborto (los nietos no nacidos?) se suicidó en 1917, después de un desgraciado matrimonio.

Aún unas pocas palabras acerca de las relaciones de la vivencia del cuerpo, de la percepción de la imagen del proprio cuerpo, el suicidio y la muerte. Ya vimos que desde su pubertad manifestaba Trakl un “increíble desprecio de la existencia” y que “se complacía en ideas de suicidio”. Deseaba Trakl realmente morir, morir totalmente, o quizás tan sólo desprender de su ser ese cuerpo odiado por culpable, de esa “negra podredumbre” que habita tan reiteradamente sus poemas?. Quizás pensaba como Antonin Artaud cuando contestó a quienes le preguntaban si el suicidio es una solución “yo no siento el apetito de la muerte, siento el apetito de no ser”?. Y quizás también como Ellen West de Binswanger, después de una larga, agotadora lucha contra su cuerpo obeso y estéril, debe reconocerse derrotada y que la liberación de ese abominado cuerpo en el que está aprisionado su ser, de ese cuerpo-tumba, ese soma-sema de los antiguos griegos orfico-pitagóricos implica inevitablemente la muerte total, la muerte del ser, la muerte del alma?. O quizás la decisión final llegue cuando ya hasta el alma ha muerto, cuando se tiene la certeza, como dice su biógrafo “de ser un alma muerta en un cuerpo roído”?. Con las mismas palabras de nuestro poeta: “Oh, el Hombre, podrido todo el ser en su forma” y “es una extranjera sobre la tierra, el alma”, y, definitiva prueba, la carta de junio de 1913 a su confidente amigo L. von Ficker: “Anhelo el día en que el alma no querrá, no podrá vivir más en este cuerpo infeliz apestado por la tristeza, en el que pueda abandonar esta forma ridícula hecha de estiércol y podredumbre que es un reflejo demasiado fiel de un siglo sin Dios y condenado. Dios mío, sólo una pequeña chispa de alegría pura y uno estaría salvado, algo de amor y uno estaría redimido”. Ese día anhelado fue, por su propria libre decisión, el 2 de noviembre de 1914. Tenía tan sólo 27 años.

...DEL FANTASMA

El fantasma central del narcisismo incestuoso, del desdoblamiento del ser bisexual que fuimos y que retorna en la alucinación y el delirio se hace psicosis esquizofrénica en José Mendel, magistralmente estudiada por Karl Jaspers en su trabajo de 1913 sobre “Relaciones entre destino y psicosis en la demencia precoz”. De este caso, de riquísima sintomatología excepcionalmente florida, verdadero compendio de vivencias y conductas psicóticas y cuya evolución se ajusta punto por punto, avant la lettre, a la descripción del decurso de la experiencia delirante en fases sucesivas (de trema, apofanía, apocalíptico-catatónica, de consolidación y estado residual) que debemos a Klaus Conrad en su magnífico estudio de 1953 sobre “La esquizofrenia incipiente”, transcribiremos tan sólo los párrafos más significativos en relación con el tema que nos ocupa, pero advirtiendo que la lectura integral del texto de Jaspers es necesaria a los fines de situar los fenómenos psicopatológicos que se relatarán, en su adecuado contexto.

El Dr. en jurisprudencia José Mendel, nacido en 1883, presentó en mayo de 1912, a los 20 años de edad, una psicosis aguda de 14 días de duración, vivencialmente muy rica. Su padre y su madre eran nerviosos y había mucha desarmonía en la vida conyugal. Es el mayor de los tres hermanos (dos varones y una mujer), todos ellos también nerviosos. Durante su niñez aprendió a hablar y a caminar algo tardíamente. En el colegio fue al comienzo buen alumno, pero fue decayendo y la escuela se transformó para él en una tortura, siempre excitado y tímido, hasta que abandonó en el octavo curso y se hizo comerciante. Esta profesión no le agradaba y se sentía muy deprimido. Después de seis meses empezó de nuevo a estudiar en forma particular para reingresar al colegio. Lo hizo y se recibió de bachiller en 1904, a los 22 años, con buenas notas. Ingresó luego a la Universidad para estudiar leyes, pero desde 1906, a los 23 años comenzó a padecer distimias afectivas todos los años, a aficionar a las bebidas alcohólicas y su gusto por la abogacía se transformó en asco y rechazo, dedicándose cada vez más a lecturas literarias y filosóficas.

Todas estas peculiaridades se intensificaron a partir de los 25 años: se ocupaba exclusivamente de filosofía, y quería escribir un tratado (que más tarde fue su “sistema”). Se volvió parco en palabras, consideraba que “la sociedad le era contraria” y “nunca se sentía bien”, retraído, deprimido y abúlico se volvió extraordinariamente limpio y se lavaba las manos con excesiva frecuencia. En lo relacionado con lo sexual era muy reservado. Desde 5 años atrás se sentía íntimamente superior a las demás personas. En diciembre de 1911 rindió su examen estatal en leyes, para el que no había preparado en absoluto, creyendo, sin embargo, que merecía recibir la máxima calificación. En 1912 los acontecimientos se precipitan hasta culminar en rebrote alucinatorio y delirante que motiva su internación en la clínica psiquiátrica de Heidelberg. A comienzo de abril le comunican que ha recibido la nota 2 (la máxima era 1), que consideró injusta, lo que lo excitó sobremanera: durante un par de días no pudo comer ni dormir, quería estar siempre solo y no soportaba a nadie fuera de su hermana. Dos semanas más tarde se encaraba repetidas veces con ella diciéndole: “Verdad que ya no me conoces?”. Ya en la clínica le expresa al médico que lo examina: “Yo creo que soy usted y tal vez más”, “todos están en mí porque sólo la fantasía es realidad y el mundo (la realidad) se ha vuelto fantasía para todos por mí”, “el mundo está en mí; usted también está en mí; yo también estoy en usted”.

De la sección del trabajo de Jaspers titulada “La historia de vida contada por el proprio paciente” de extraordinaria riqueza psicopatológica, sólo extractaremos unos poquísimos párrafos, los más significativos en relación con el tema que estamos estudiando: “La sensación de que su hermana vivenciaba tal como él ya se había presentado antes de un modo muy vívido. Tenía la sensación de una prolongación de su personalidad o “algo parecido”, que le comprendía totalmente y seguía rigurosamente todas las fluctuaciones de su ánimo. Creyó ahora que no sería su hermana y se lo preguntó directamente. En verdad ella se veía como tal. Pero súbitamente se había presentado en él esta sensación extraña, completamente sin ningún fundamento, sólo la sensación. Simultáneamente, sin embargo, él quería mucho a esta hermana que no era su hermana. Tuvo las siguientes ideas: la figura anterior es secundaria. Existe la posibilidad de un intercambio de almas. Existiría otra personalidad en su hermana. A esta personalidad la sentía en cierto grado como propria. Se sentía duplicado, pero duplicado con un sexo diferente. Este sentimiento de desdoblamiento era todavía poco claro, más tarde se hizo más evidente”... “En estas horas se desarrolló también progresivamente la sensación de la presencia de otra personalidad y del doblamiento. Hasta ahora había vivido fluctuaciones: había en él otra personalidad que sentía y se movía con él en lo más mínimo, que era, luego, en el doblamiento, él mismo como mujer. Se hizo ahora muy claro el desdoblamiento en su dormitorio. La otra personalidad penetró ahora en él; él sentía en sí mismo el cuerpo femenino. Sentía los pechos femeninos, las caderas redondas, los genitales femeninos. Pero, al mismo tiempo, sentía su propia forma y sus genitales masculinos. Sin embargo, en cierta medida, se sentía él lo más real y nuclear, y a lo femenino como una sombra transparente. Sentía, empero, la vida del cuerpo femenino, su respiración, etc., todo con mucha claridad. Como hombre se sentía muy alto, tenía un miembro gigantesco y se sentía bello como el Adán de Durero. Se palpaba en su belleza. Pensaba que así, tan grande y bien proporcionado, se volverían todos los seres humanos. Finalmente, se negó entre él mismo, como hombres y como mujer, al coito. Era una sensación amorosa; sin embargo, sin excitación sexual; algo como “un sentimiento libre y elevado”, sin placer, y, sin embargo, estaban allí las sensaciones sensuales del coito. Después de transcurrido éste, pasó toda la vivencia del doblamiento”.

Creemos que los párrafos transcriptos son sobradamente reveladores del fantasma del narcisismo incestuoso, del doblamiento del andrógino primitivo, como para que nos extendamos en más citas del caso de José Mendel, cuya lectura lectura integral, repetimos, es necesaria, esclarecedora y de excepcional interés para la psiquiatría fenomenológica. Pero, además, queremos resaltar la extraordinaria similitud de los aspectos esenciales del caso de José Mendel con el del presidente Schreber, cuyas “Memorias de un enfermo nervioso” fueran magistralmente analizadas por Freud en su brillantísimo estudio de 1911 “Observaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoide) autobiográficamente descrito”, fundador de la interpretación psicoanalítica de la temática y el contenido de los delirios. La lectura integral de ambos casos revelará esa asombrosa analogía a la que hacíamos mención, pero a los efectos de la cuestión que nos ocupa, transcribiremos de dichas “Memorias de un enfermo nervioso”, tan solo el siguiente párrafo, sobradamente demostrativo: “Para no ser mal interpretado, tengo que señalar aquí que, al hablar del cultivo de la voluptuosidad, que, por así decirlo, se ha convertido para mí en un deber, no aludo nunca a una concupiscencia sexual respecto de otros seres humanos (personas femeninas) ni tampoco a un trato sexual con ellos, sino a representarme a mí mismo como hombre y mujer en una sola persona, realizando el coito conmigo mismo”... (p.227).

El análisis del valor de los fenómenos de los que nos hemos ocupado para una comprensión totalizadora del sentido y significación de la existencia psicótica, especialmente esquizofrénica, del esclarecimiento de la génesis y organización de la estructura psicótica, y del desarrollo, en sentido jaspersiano, de la personalidad psicopática y la perversión, serán dejados para un trabajo ulterior. El presente artículo debe ser considerado como una comunicación preliminar, y las hipótesis heurísticas, vale decir, como estímulo y guía para una investigación más honda. 

De los temas tratados, que hacía a la identidad del ser, más estrictamente a la conciencia de la identidad sexual, a la conciencia y vivencia del cuerpo sexuado, se han ocupado, desde Gérard de Nerval (quien con la fina intuición y poder de introspección y autoanálisis de los poetas, supo, el primero, en 1853, en el relato autobiográfico de su experiencia delirante “Aurelia”, acceder a la aterradora revelación de que “el hombre es doble”) hasta Stoller, en su magnífico artículo sobre los Gender Identity Disorders del Comprehensive Textbook of Psychiatry de Freedman, Kaplan y Sadock, pasando por Dostoievsky (El doble 1846), Otto Rank (excepcional estudio sobre El Doble, 1914), Carl G. Jung (y sus concepciones de la sombra, en animus y el anima), Alby (y su noción de la identificación femenina parcial), Scherrer (en el voluminoso tomo III de su Approche Clinique a la Psychiatrie, dedicado casi totalmente al tema de las perversiones y especialmente al capítulo sobre el incesto), Sven Follin (en varios trabajos sumamente valiosos sobre el tema, pero sobre todo “le transexualisme psychotique...”), Letailleur, Morin y Le Borque (en un hermoso análisis de un caso clínico de visión de su doble de sexo opuesto) y Bergeret (en su indispensable Psichologie Pathologique, en sus capítulos sobre la noción de estructura y la estructura psicótica). Y por supuesto, la obra de Freud, especialmente los tres trabajos citados en la bibliografía que iniciaron el camino de la revelación del sentido profundo y el simbolismo de los síntomas psicopatológicos . Y, por ultimo, las brillantisimas aportaciones de Henry Ey, en el marco de la teoría órgano dinamista de la enfermedad mental, en su Tratado de las Alucinaciones de 1973, en particular los capítulos sobre alucinaciones acústico-verbales, alucinaciones corporales, alucinaciones delirantes y modelo organodinámico de las alucinaciones.

Es precisamente desde esta perspectiva organodinamista, síntesis dialéctica superadora de la tesis organicista y la antítesis psicodinamica, que podemos tratar de explicar y comprender la génesis y la significación existencial de la problemática que hemos reseñado, que podríamos designar como el fantasma del narcisismo incestuoso por desdoblamiento del andrógino primitivo (cuyas raíces se pueden rastrear hasta el poema de Empédocles y el Fedro de Platón). En el proceso de estructuración de la personalidad, de constitución del ser-en-el-mundo, de la vivencia, la conciencia del yo, y más específicamente de la identidad sexual, de identidad de género, del cuerpo sexuado que describió Merleau Ponty, atravesamos una fase de hermafroditismo psíquico, de ambisexualidad pulsional, de bisexualidad (concepción que, en la psiquiatría moderna desarrolló Freud, a partir de ideas de Krafft-Ebing, Fliess y Weininger, entre otros), y que podemos situar entre los 3 y los 5 anos de edad, sucediendo a la fase de asexualidad o de indiferenciacion de la identidad sexual, y precediendo a la de constitución de la primera identidad unisexual de la infancia, que se afirmará, haciéndose definitiva, en la pubertad y adolescencia, después de atravesar el periodo de latencia. No hacemos, por otra parte, y ahora en el plano de lo psíquico, más que repetir la filogenia y la ontogenia (en la evolución de las especies biológicas, botánicas y zoológicas, y en el desarrollo embrionario del ser humano): en ambas se atraviesa esa frase de hermafroditismo, de bisexualidad, cuyo vestigios quedarán latentes en nuestros cuerpos, y en nuestra psique, prontos a reactivarse si un proceso patológico lo libera del control, de la inhibición, de la represión que ejercen sobre ellos las nuevas instancias superiores órgano-funcionales que se han ido desarrollando y estructurando en el curso del proceso de crecimiento y maduración.

Pero para que suceda esa desestructuración , esa desorganización del “corps psychique”, no solo es indispensable un proceso patológico actual que, afectándolo en su totalidad produzca el déficit funcional de las instancias superiores del psiquismo (la conciencia), los síntomas negativos, y la liberación de las instancias inferiores (el Inconsciente) controladas y reprimidas por aquéllas, en forma de síntomas positivos (el retorno de lo reprimido), sino que exista una falla en la organización de ese nivel de bisexualidad del androgino primitivo, o mejor aun arcaico, falla estructural o fracaso en el proceso de personación como quiere Follin. Y esa falla estructural es, recurriendo a una analogía, a las que Freud era tan afecto, aunque toda analogía es incompleta e imperfecta mas aun si se aplica a un proceso bio-psiquico dinámico como cuando en la construcción de un edificio de varios pisos se emplea una viga mas débil en determinado nivel de la estructura metálica interna que los sostiene y sin embargo el edificio se sigue construyendo, sigue creciendo, alrededor y por encima de esa falla estructural que podrá estar a la altura de cualesquiera de los pisos que se construyen, de los niveles estructurales de maduración, y a nivel de la cual se producirá la grieta o el derrumbe si un terremoto actual, y en función de la intensidad del mismo, sacude el edificio. Y esa falla estructura parece ser visible desde siempre, afeando constantemente a la construcción y revelando su fragilidad intrínseca, o quedar oculta, invisible en la apariencia exterior, pero existente y real en la interioridad del mismo, y no hacerse evidente nunca, salvo por procedimientos altamente especializados de análisis de estructuras edilicias, o revelarse bruscamente y quedar al descubierto en la crisis del sacudimiento sísmico. Esa falla estructural, ese locus minore resistentiae, es la estructura psicótica, evidente desde siempre en la personalidad psicopática, en el estado limite bordeline (el ELBL de los autores franceses), u oculta definitivamente, haciéndose visible solo para algunos pocos y a través de estudios altamente especializados (el descubrimiento del fantasma subyacente en el análisis, como señalan Laplanche y Pontalis en el articulo respectivo de su diccionario), u oculta y que se revela bruscamente en la desestructuracion psicótica de la personalidad, metamorfoseada imaginaria y simbólicamente en la alucinación y el delirio.

La estructura psicótica es como una moneda (o quizás mejor aun como una cinta de Mobius?) cuya sustancia es el fantasma de la bisexualidad del andrógino primitivo (sera esto valedero para todas las psicosis endógenas?), y cuyo anverso, cuyo positivo, es la perversión psicopática y como reverso cuyo negativo, es la psicosis. Y esa falla estructural, la constitución de ese fantasma, y también ese sismo desestructurante responden, en su génesis, a la causalidad bio-psico-social, a la dialéctica natura-nurture que, en su ultima instancia, explica todos los avatares de la existencia humana, de la organización del ser-en-el-mundo, que es un eterno devenir, que es lo que no es y que no es lo que es según la hondísima formula artiana. Y que también explica la enfermedad mental como un avatar mas del ser existente humano, que solo en esa perspectiva puede ser explicado, y comprendido integralmente. Y en esa perspectiva existencial, y ya Hegel lo había previsto, el narcisismo, perverso o psicótico, es un fracaso, una frustración de la existencia, existencia defectuosa e incompleta, en suma, una existencia inauténtica.

Pero, sobrepasando esa perspectiva, yendo mas allá de la reflexión psiquiátrica, filosófico, existencial, y si es que existe una esencia del hombre, y esa esencia es, como dijo el mismo Hegel, que “el hombre no es nada mas que la existencia de sus actos”, no nos importarán el narcisismo, la perversión, la enfermedad de Georg Trakl, negaremos que la suya haya sido una existencia fracasada, frustrada o inauténtica, diremos, con Sartre, que el hombre existe en la medida en que se realiza sus actos, y definiremos a los hombres, no  por las enfermedades que padecen, sino por la obra que nos dejan, por su quehacer en el mundo. Esa es su esencia, esa es la triunfal realización de su existencia.
Georg Trakl, poeta.

______________________________________________________________________________
BIBLIOGRAFIA
ALBY, J.M. - Identité et Rôle sexuels. L'Evolution Psychiatrique, II, 1962
BERGERET. K. - Abrégé de Psychologie Pathologique. Masson edit, 1972.
BOURGEOIS et al. - Limites et incertitudes des états limites. Ann.med-psychal, 1986, 144, No. 6.
DSM III. - American Psychiatric Association. 1980.
EY, H. - Traité des hallucinations. Masson édit, 1973
FOLLIN et al. “Le transexualisme psychotique”. Ann.Med.Psychol.1961, 199,4.
FOLLIN. - Cas cliniques de Psychoses hystériques. L'Evol. Psychiatrique, II, 1981
FOLLIN. - Les états oniroides, Masson édit. 1963
FREUD, S. - Tres ensayos sobre teoría sexual. 1905
FREUD, S. - Observaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia. 1911
FREUD, S. - Introducción al narcisismo. 1914
FROSH, I. - The Psychotic Process. International Universities Press, New York, 1983
GRIMAL, P. - Diccionario de Mitología Griega y Romana. Edit. Labor.
JASPERS, K. - Escritos Psicopatologicos. Edit. Gredos, 1977.
KERNBERG. - Desordenes fronterizos y narcisismo patológico. Paidos 1985.
KOHUT, H. - La restauración del si mismo. Paidos 1980
KHAN, M.M.R. - Alienación en las perversiones. Edic. Nueva Vision, 1987.
LAPLANCHE y PONTALIS. Diccionario de Psicoanálisis. Edit. Labor 1971.
LETAILLEUR, et al. - Heautoscopie héterosexuelle et Schizophrénie. Ann.Med.Psychol, 1958, 116, No. 3.
MODERN, R. - Georg Trakl a través de su correspondencia. Diario La Prensa. 9-Ago-1970.
MODERN, R. - El ultimo poema de Georg Trakl. Diario La Nación, Feb. 1987.
MUJICA, H. - Diario La Razón, 8-Feb-1987.
NERVAL, Gérard de. - Aurelia, in Oeuvres, La Pléiade NRF, 1966.
PELLEGRINI, A. - Georg Trakl, diario La Opinión, 5-No-1972.
PLATON. - Fedro.
RANK, O. - El Doble. Edic. Orion.
ROVINI, R. - Georg Trakl. Poètes d'aujourd'hui. Seghers edit. 1964.
SCHERRER, P. - Approche clinique a la psychiatrie. T.III, SIMEP édit.1980.
SCHEREBER, Daniel Paul. - Memorias de un enfermo nervioso. Edic. Carlos Lohlé, 1979.
ZOLLA, Elemire. The Androgyne. Fusion of the sexes. Thames and Hudson.London 1981. 

 

 
Lazos a otros sitios :